En este texto se abordan dos manera de concebir y percibir al tiempo a partir del acto de dibujar. Por un lado: una que se basa en el devenir y considera a la duración como a una unidad primaria temporal, de la que derivan todo el resto de las construcciones del tiempo. Por otra parte, -la que Bachelard toma como verdadera en su ensayo La intuición del instante (1987)- considera a los instantes como a unidades indivisibles, en base a las cuales se constituye el mundo cotidiano material, la ilusión de la duración y las historias de vida que derivan de ésta.
En base a estas dos visiones abordadas dese el dibujo, se propone un re- ordenamiento de la concepción del tiempo en la realidad cotidiana.