Frente a la constante evolución de los derechos humanos, la integración y los deseos de cooperación de diversos Estados, la pregunta es ¿por qué todavía existen Estados que no se preocupan por respetar el nivel mínimo de los derechos de los seres humanos? ¿por qué todavía existen países donde se permite la violencia hacia la tortura, el hambre, la violencia? ¿cómo lo considerado aberrante en un territorio puede ser admitido al cruzar la frontera?
Estas inquietudes no son simples de responder si nos preguntamos por qué la comunidad permite y tolera que esto siga pasando en “la patria ajena” ¿Cuánto más falta para que los reconocidos derechos básicos de los seres humanos estén vigentes en todos los Estados?
En los últimos años las nuevas tecnologías y las redes sociales ocultan cada vez más las fronteras y ponen en evidencia que cada suceso tiene un impacto global. Nótese que el Covid 2019 tuvo un efecto equivalente, mostrándonos que no todo le pasa “al otro” y, lo que comenzó como una supuesta enfermedad local terminó en un efecto dominó inconcebible, evidenciando como repercute mundialmente cada suceso. Es innegable que las condiciones de una comunidad van dejando de ser sólo preocupación de los gobiernos, para ser del mundo entero.
La posibilidad de la vigencia efectiva de los derechos humanos en el orden internacional revive la concepción kantiana de un Derecho cosmopolita ¿Será posible? ¿Podrán las conquistas de los pueblos ser de todo el universo? Seguidamente, nos proponemos analizarlo.