N° 14, "Versiones de lo nacional y lo regional"
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Ítem Acceso Abierto El alba con la noche(Escuela de Bellas Artes, 2009-10) Fantoni, GuillermoEn 1915 el historiador Ernesto Quesada describió la sala dedicada a la Guerra del Paraguay en el Museo Histórico Nacional de Buenos Aires: “… en el centro de la pared que da a la calle Defensa, está el retrato del general Mitre, que mandó en jefe a los ejércitos aliados y, en una vitrina al pie, los objetos que fueron del mariscal López: uniformes, parte de su vajilla, artículos de uso personal, ropa interior, sellos y -pieza no menos curiosa- el molde de corona que se tomó en su equipaje; además, fusiles, quepís, cornetas y clarines paraguayos”Ítem Acceso Abierto Mary Tapia: una moda argentina en el clima internacional de la avanzada folk(Escuela de Bellas Artes, 2009-10) Fantoni, Guillermona de las tendencias más visibles en la moda de la década del 60 fue el denominado “look espacial”, un estilo que respondía a la fe que la sociedad occidental depositaba en el progreso ilimitado de la tecnología, expresada por una estética futurista expandida a diversas esferas. En la plástica, las propuestas ligadas al arte óptico y cinético y la utilización de los massmedia se articularon con una orientación en el campo del diseño que exaltaba elementos como el plástico, el metal y el vinilo. La moda no fue ajena al fenómeno y esos materiales, hasta el momento alternativos, comenzaron a ser usuales en la indumentaria Couture Future. André Courrèges, Pierre Cardin y Paco Rabanne conformaron la tríada que mejor representó esta variante, destacándose por sus diseños de líneas puras donde se utilizaba el blanco y el plateado como colores casi excluyentes y los materiales antes mencionados. En 1965, Andy Warhol declaró en la revista Vogue: “Todos deberían tener el mismo aspecto” e ir “vestidos de color plateado. El color plateado no se parece a nada. Se fusiona con todo.”1 Un año después, la misma publicación reafirmaba esta propuesta al comentar una prenda de Paco Rabanne, exaltado como un diseñador “abiertamente no convencional“ a partir de su creación de “un abrigo cometa «cinético, de cristal esmaltado», que captó la obsesión de los 60 por el plástico.”2 Este clima, signado por la denominada “carrera espacial”, se hacía eco de las tensiones existentes entre las dos grandes potencias mundiales con el fin de conquistar el espacio, que tuvieron como corolario la llegada del hombre a la luna en 1969. Las fotografías de la época mostraban mujeres vestidas con un estilo futurista, usando sombreros que se asemejaban notablemente a los cascos espaciales utilizados por los astronautas. André Courrèges quizás sea el diseñador que mejor ilustre el estilo “Space Age” a partir de su emblemática colección The moon girl de 1964. 3 Fascinado por los viajes espaciales realizó “pantalones plateados, botas lunares, gafas de sol de plástico blanco –con ranuras en formas de pestañas–. La imagen Courrèges era limpia, aerodinámica y siempre miraba al futuro.Ítem Acceso Abierto Un sortilegio guaraní(Escuela de Bellas Artes, 2009-10) Fantoni, GuillermoEn junio de 1920 La Revista de “El Círculo” de Rosario, en la sección denominada Información Mundial de Arte firmada por Leonardo Marini, reseñaba una exposición de pinturas de Alfredo González Garaño destinadas a un ballet guaraní titulado Caaporá, que había comenzado en la primer quincena de ese mes en el Salón Vilches de Madrid. Marini valoraba desde esa página, siguiendo las repercusiones españolas de la muestra, el estudio realizado sobre las costumbres y creencias de los pueblos guaraníes así como los resultados estéticos obtenidos por el joven pintor, volcados en esta oportunidad a la ilustración escenográfica de un poema de Ricardo Güiraldes musicalizado por Pascual de Rogatis y basado en una leyenda de los guaraníes: un trabajo “tan personal como nuevo y hecho a conciencia”, escribía. Además relataba el impacto que la exposición había tenido en la prensa madrileña: un verdadero éxito fundado en la presentación de “elementos decorativos realmente raros, y pudiera decirse únicos, cuyo conjunto es de una gran visualidad”, para finalmente detenerse en la crítica escrita por Rafael Domenech y publicada en el ABC de Madrid. Domenech situaba los estudios escenográficos de González Garaño en el marco del “movimiento reformador de la escenografía moderna” citando los resultados admirables de “Gordon Craig, Appia, Erler, Jeno Kemendy y Mariano Fortuny (hijo), como las bellísimas decoraciones y trajes de Beniot, Bachs (sic) o Egorof” pero resaltando la capacidad de González Garaño de interpretar bien a los maestros sin sufrir “su influencia fascinadora hasta el extremo de perder la propia personalidad”. El texto destaca el admirable estudio arqueológico realizado al reconstruir los “trajes, tatuajes y escenas de la vida íntima, guerrera y religiosa” aunque fecundado por “un temperamento artístico”: para el crítico sólo cuando estos trabajos son realizados por un artista de verdad, producen una emoción “que relega a un lugar secundario toda apreciación y juicio intelectual sobre los valores arqueológicos”, y es esa experiencia la que hace merecedora a la obra de González Garaño del análisis detenido en una revista profesional de arte.