El de la didascalia representa uno de los campos más tradicionales y atrayentes para la aplicación del ingenio humano. Se trata de ·una búsqueda empeñosa -de siglos- en procura de métodos, tecnologías y recursos para el mejoramiento de la enseñanza. El viejo oficio del didacta representa, ciertamente, la profesión que ha consumido mayores empeños y palabras. El 1 RICE pretende ser un centro de investigaciones didascálicas orientado específicamente al servicio de la escuela y ordenado a la producción de resultados aplicables a las situaciones de enseñanza. Nuestro ámbito de labor es científico, o sea que trabajamos con una teoría, realizamos experiencias y tratamos de verificar resultados, es decir, procuramos medir la adecuación de los modelos formales de los que partimos con las constataciones que efectuamos en la realidad. Se trata de una tarea humilde y ciertamente limitada en sus alcances. No se nos escapa que la educación, en sí misma, es algo mucho más importante
que lo que nosotros hacemos, porque remite a opciones y valores fundamentales. Pero precisamente por ello la educación excede los límites de lo estrictamente científico; se ubica en una ·dimensión no verificable con las medidas con que arbitrariamente pretende operar, en sus limitaciones, el conocimiento humano. Los antiguos distinguían perfectamente entre ambas dimensiones: una era la perspectiva científica del didacta, otra la función formativa del pedagogo.