Las distopías resultan más fáciles de imaginar, basta con sumarle una dosis de mayor miseria y angustia a nuestro presente. Si bien, como ha dicho Norberto Bobbio, desafortunadamente las distopías tienden a concretarse con mayor éxito que las utopías, aquellas se encuentran más asociadas a rupturas apocalípticas que pueden resultar más o menos atemorizantes, pero que no son asumidas a corto plazo y mucho menos a la idea de progreso en nuestro presente. Así, el espíritu benjaminiano parece querer advertirnos que lo verdaderamente estremecedor es reconocer en ese futuro distante y apocalíptico, no un lejano, aunque tal vez, probable destino, sino nuestro propio presente.