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CURDIUR - Laboratorio de Historia Urbana - Capítulos de libros

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    Viviendas para el mercado
    (Ed. A&P/ Laboratorio de Historia Urbana CURDIUR- FAPyD UNR, 2007) Cutruneo, Jimena Paula
    En los inicios de su carrera profesional, De Lorenzi advertía sobre los riesgos de la especulación inmobiliaria cuando ésta invadía el campo artístico; sin embargo son numerosos sus encargos de viviendas para el mercado, aún de aquellas de pequeño porte. No se trata de simples actuaciones seguidoras de los criterios ya estabilizados en el medio, sino que las viviendas son consideradas como oportunidad para profundizar en tres cuestiones cuya importancia para la práctica arquitectónica excede este segmento restringido del hacer; nos referimos a la distribución, el decoro y la explotación del perímetro de un edificio. De Lorenzi caracterizaba el arte de la distribución cuando afirma que “el mejor camino a seguir para llegar a una buena solución del proyecto es: una vez analizado el programa, buscar el partido más conveniente a las características del proyecto, coordinando en un rápido croquis todo el esqueleto de patios, aire y luces, pasajes, ambientes, dependencias y servidumbre...”. Su referencia permanente son los criterios del hôtel francés que explotó en las casas de familia como clave para la compactación de la planta en lotes restringidos. En estos casos, la reducción relativa de las superficies según el “tipo inmobiliario” lo obliga a reducir desempeños y lugares intermedios. De esa manera es fácil distinguir un amplio arco de resoluciones que van desde los departamentos en edificios de renta (donde estos “filtros” espaciales y circulatorios se explotan como expresión de la “categoría” del edificio y su potencial consumidor); a ensayos de unificación espacial cuyo caso extremo, como respuesta a los cambios de vida presupuestos en espacios de veraneo, son los “refugios” en Piriápolis; pasando por la simple yuxtaposición de locales sin mediaciones que, entre otras cosas, servía para recuperar la indeterminación funcional y la adaptabilidad de las habitaciones de la casa chorizo. Otro tema explorado por De Lorenzi es la superación de la noción de fachada y contrafachada por una envolvente pensada como membrana plegable que le permite liberar el perímetro para asegurar fuentes de iluminación y ventilación directa. El mercado se había reapropiado de la cuestión del decoro, reconsiderado fórmula para la obtención de un buen producto para la venta, tal como se aconsejaba en las revistas profesionales del momento. La clave era la utilización de materiales durables, de buen aspecto y la atención en la resolución de la fachada. En su caso lo plantea no tanto como conformidad a las convenciones, sino como diferenciación -de acuerdo al segmento del mercado al que se orienta, el comitente privado o institucional, la localización urbana, suburbana o campestre- de unidades habitaciones. Los recursos, entonces, tienen que ver con la variedad en la resolución formal del edificio: retiros, jardines, tamaño y cantidad de balcones, pórticos, basamentos, coronamientos, según el segmento del mercado al que están orientadas las viviendas. La diferencia como marca del arquitecto no queda sólo acotada a lo formal, sino que se extiende a las estrategias de distribución: la disposición o no en departamentos, la presencia o no de office e íntimos, la flexibilidad espacial, la búsqueda de nuevos agrupamientos de locales, que incluso alcanza a la diferenciación e individualización de las distintas unidades habitacionales de un conjunto. De este modo, plantea como marca distintiva del arquitecto la posibilidad de la variación y la diferenciación intentando: “...resolver en cada caso el problema con las formas que más satisfagan al mismo...”
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    Casas de familia. Entre la domesticidad y la representación
    (Ed. A&P - Laboratorio de Historia Urbana CURDIUR- FAPyD UNR, 2007) Albertalli, María Pía; Cutruneo, Jimena Paula
    A fines del siglo XIX los problemas de las casas burguesas rondaron cuestiones referidas a una búsqueda de diferenciación respecto a las clases populares y a la reformulación del esquema tipológico de la casa de patios tradicional. En las primeras décadas del siglo XX esta reformulación tendió a estabilizarse, quedando en el tintero las nuevas exigencias de carácter. En este marco De Lorenzi inició su profesión, reconociendo tempranamente que la manipulación de la escala -tan útil en sus proyectos de rascacielos e instituciones- no era un recurso válido para las casas de familia. Las reducidas dimensiones de los lotes céntricos, generalmente entre medianeras, exigían una mirada novedosa al tema de la representación que luego trasladaría a otros programas. De alguna manera podríamos pensar que “lo moderno” sustituye a lo monumental. La representación y el carácter no agotan las búsquedas de De Lorenzi: también repiensa el hôtel francés como matriz distributiva y, en su revisión, la domesticidad mediante nuevas relaciones espaciales. El departamento (como agrupación de locales con servicios, desempeños y escaleras en una secuencia de menor a mayor privacidad) permite dejar de lado la enfilade y se presenta en el conjunto como unidad formal. Esto que Choisy denominara “desorden razonado” es, para De Lorenzi, la gran enseñanza de l’art de la distribution del siglo XVIII. La rotación de ejes cuyos orígenes rastrea en el Hôtel de Matignon (Paris), asegura el abordaje frontal de los locales mediante circulaciones laberínticas, preservando la centralidad del eje procesional en el ingreso a cada uno de ellos. Aunque simplificado, este recurso también forma parte del repertorio de esos años. En lotes entre medianeras, y sobre todo con el avance de la fachada sobre la línea de edificación, investiga nuevas posibilidades con partidos -asimétricos o no- que explotan visualmente la idea de una placa suspendida o apoyada en pilotis, generando una fuerte línea de sombra en la planta baja que remite a la asimilación del carácter con lo novedoso. Otro tema crucial para De Lorenzi en las Casas de Familia es la relación entre la domesticidad y la representación en el interior de la vivienda, a través de la escalera como articuladora espacial. La exploración espacial también se traduce en los movimientos en el corte revelando una búsqueda solitaria en nuestro medio que lo aproxima al Raumplan y a algunas exploraciones en lotes estrechos de la arquitectura inglesa. Este trabajo espacial se produce paralelamente a un reajuste tipológico que posibilita recuperar en parte, y para el mundo “interior”, aquella riqueza propia de las construcciones aisladas. Las contrafachadas se trabajan en distintas profundidades. En este punto, lo representativo de la vivienda, en algún momento ligado exclusivamente a la fachada y la relación con la calle de los espacios sociales masculinos, comienza a integrarse con la domesticidad y la introversión de los espacios femeninos, llevando al extremo la ausencia de monumentalidad como el verdadero carácter de las casas de familia...
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    La cuestión de la estructura: ossature vs. carcasse
    (UNR Editora, 2009) Rigotti, Ana María
    La oposición entre los términos carcasse, conceptualizada por A. Perret y ossature, propuesta como alternativa por Le Corbusier, da pie para explorar el aporte capital de la propuesta de un tipo estructural –madurado en relación al prototipo Domino- como condición básica e ineludible de toda la operación estética corbusierana. La importancia de la cuestión de la estructura, que permanece tácita en el texto, como clave de una búsqueda de la especificidad de los medios de la Arquitectura; la conflictiva relación con Perret y sus debates que pueden circunscribirse a dos modos diferenciados de entender los posibles aportes del hormigón armado a la redefinición del vocabulario arquitectónico; la consideración del sistema Dominó como uno nuevo tipo estructural en el registro que Viollet le Duc había dado a esa categoría; su aptitud para todos los programas, an abri souverain, disparador de la invención tipológica; el juego que establece con las Urformen semperianas; el anclaje en este nuevo tipo estructural para una redefinición radical de los elementos de la disciplina, un código transformado que le permite hablar a Le Corbusier de una nueva gramática y una revolución en el transcurrir de la disciplina: estas son algunas de las problemáticas tratadas.
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    Factura y recepción
    (UNR Editora, 2009) Rigotti, Ana María
    En este artículo se reflexiona sobre la construcción de Vers une architecture, como el compilado selectivo de una serie de artículos anteriormente publicados en L’Esprit Nouveau. Se hace hincapié en la novedad de sus medios plásticos y su ordenamiento usando el blanco de la página y la disposición tipográfica del texto como un resorte creativo que remite a Mallarmé y Apollinaire, además del tantas veces comentado contrapunto entre el discurso textual y fotográfico como los fundamentos de una operación vanguardista de éxito. El otro tema son las circunstancias de su publicación (la elección del título, la casa editorial, la autoría, la tirada y las sucesivas reediciones y sus alteraciones) y su inmediata repercusión: las distintas traducciones con sus respectivos enfoques, y la cuestión de su recepción haciendo foco en los comentarios de Theo van Doesburg, Sigfried Giedion, Adolf Behne y Henry Russell Hitchcock .
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    El río como argumento
    (Editorial Municipalidad de Rosario, 2011) Rigotti, Ana María
    La transformación urbana y arquitectónica de la ciudad de Rosario entre los dos Centenarios, uno relativo a una ciudad nueva y dinámica de casi doscientos mil habitantes y un nuevo puerto bullente, el otro habiendo avanzado sobre el río mediante el desarrollo paisajístico, recreativo e inmobiliario de la costa, es presentado a través de una serie de semblanzas: las imágenes de desarrollo en los proyectos y planes urbanos, la casa chorizo, palacios y un rascacielos, los adefesios urbanos como se recibieron obras ahora admiradas del modernismo catalán, la fisonomía racional, el stile littorio de cuatro obras monumentales que organizaron los espacios públicos, la época gris del desgravation style y finalmente los grands travaux emprendidos por las gestiones municipales de las últimas décadas que no solo pretendieron una reconversión estética de la ciudad, sino producir cambios culturales en el comportamiento social.
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    Moisei Ginzburg, fundar el estilo contemporáneo
    (A&P Ediciones, 2011) Rigotti, Ana María
    Ritm v.arkhitekture (1923) y Stil’I epokha (1924) fueron dos libros muy tempranos en los que el joven Moisei Ginzburg emprendió la tarea de dar fundamento teórico a una nueva arquitectura cuya emergencia entreveía vinculada a las transformaciones técnicas y la máquina, pero también la revolución social. El trabajo se concentra en el análisis de los vínculos de estos dos libros con textos contemporáneos de representantes del formalismo literario para demostrar un voluntad equivalente de formular una teoría autotélica de la disciplina reflexionando, a través de la historia, sobre su condición artística y la evolución de sus medios y métodos específicos, desde una interpretación vitalista, dirimidos en relación a principios entre los cuales el ritmo es su contribución más original, pero que se concentra en las cuestiones del espacio, la construcción y la envolvente (en interpretaciones que mucho deben a las conceptualizaciones de Paul Frankl). Una empresa, la suya, que con las debidas mediaciones y quiebres, culmina en su funcionalización productivista como método de creación, ofrecido al Estado como sustrato lógico y operativo de sus empresas edilicia. Dos momentos de su vida intelectual, hasta ahora diferenciados por la historiografía, son puestos en conexión, recuperando en el proceso sus vínculos con el debate arquitectónico europeo, pleno de referencias pero, también, de distinciones.
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    La empresa en la ciudad
    (Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño. Universidad Nacional de Rosario, 2007) Cattaneo, Daniela A.; Pampinella, Silvia
    Desde su constitución, el estudio de De Lorenzi, Otaola y Rocca recibió encargos de edificios administrativos y comerciales. Su actividad en este género coincide con cambios operados en el país respecto a los modos de representación de las empresas, industrias, actividades mercantiles y bancarias. Un tema asociado a la publicidad, a la imagen o presencia en el mercado y, consecuentemente, a la presencia en la ciudad. De este modo, los edificios que habrían de alojar actividades del sector terciario tuvieron sus enclaves en áreas urbanas que les permitieran la mayor visualidad pública. Es en este registro que, desde fines de los años veinte, el desarrollo económico exigía a las empresas presentarse en las principales arterias de los centros urbanos con una imagen diferente a las otras instalaciones estrictamente utilitarias y a la monumentalidad reservada a los edificios públicos. De Lorenzi elige el "estilo moderno" porque habría de responder más adecuadamente a una cuestión de corazón antiguo que aún le preocupa: la cuestión del carácter. Por tanto, al abordar este género tuvo que cruzar la obtención de carácter con la necesidad de una renovación de recursos para enfrentar programas que, en la mayoría de los casos, combinaban una sede empresaria con oficinas para renta, es decir: un programa que exigía la obtención de la mayor iluminación natural y que requería una renovación de los modos de construcción, al punto que resultó un pionero en el uso del hormigón armado en Rosario. De Lorenzi tenía la conciencia de estar trabajando con un programa moderno para el cual era preciso hallar "el carácter novedoso" que salvase a estos nuevos géneros para los cuales la monumentalidad tradicional ya no era la solución adecuada. Sus enunciados de 1928 acerca del equilibrio de las masas y las proporciones, o acerca del efecto de la perspectiva sobre masas y sombras reaparecen una y otra vez en las memorias de sus proyectos, aún en 1950. Pero se pueden diferenciar tres soluciones diferentes donde aplica ese concepto: la masa referida a la fachada, el juego de placas volumétricas y, finalmente, la utilización de la grilla.
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    Partir de la planta
    (Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño. Universidad Nacional de Rosario, 2007) Cattaneo, Daniela A.
    Dentro de la producción de De Lorenzi, un grupo de obras se caracteriza por la heterogeneidad de espacios necesarios para albergar múltiples funciones. Esto es particularmente evidente en los edificios para actividades sociales y educativas que, además, enfrentaban el desafío de expresar su carácter institucional. En estos proyectos el tema de la planta fue fundamental, ya que a través de ella se buscó responder a la complejidad del programa mediante una adecuada distribución. No se trata de un tema nuevo: desde fines del siglo XVIII la evolución social y técnico-científica condujo a una complejización de la planta en paralelo a la especialización de los locales y la diferenciación de actividades y relaciones. Esta cuestión estuvo en el centro de las preocupaciones de De Lorenzi quien, siguiendo los preceptos de Guadet, definía al acto de proyectar como "poner en orden" a partir de la planta, entendida como "pieza maestra de la composición". En sus escritos habla de inventar nuevos partidos para dar respuestas a los nuevos programas, partidos que se definen desde la distribución de patios y corps de logis. En esta serie de proyectos que comparten la complejidad de composición, es posible distinguir aquellos destinados a instituciones emplazados en lotes exiguos, entre medianeras, que debían manifestar un carácter apropiado diferenciándose de la arquitectura pública, y a la vez destacarse entre las construcciones que conformaban las paredes urbanas de la edilicia privada. En el caso de las escuelas, por el contrario, al estar pensadas para grandes predios de ubicación periférica, si bien cuentan con la ventaja de una mayor libertad en la articulación de volúmenes y vacíos, el desafío fue asegurar un grado de monumentalidad que la escala de lo construido dificultaba. De Lorenzi trabaja con dos opciones: creando un volumen simple compacto con libertad interior o desmembrando el volumen en un sistema regulado que garantiza la unidad del conjunto a pesar de lo recortado de las siluetas. Resolver las tensiones entre planta y alzado, entre distribución y juego volumétrico, entre funcionalidad y representación conforman aspectos de un tema siempre presente en los debates arquitectónicos que se resume en la expresión: "partir de la planta". Esta serie de obras de De Lorenzi representa estadios distintos del "arte de la planta". La constante es la búsqueda de "la composición correcta y el carácter adecuado" buceando en recursos ya probados, con la convicción de que la originalidad puede lograrse apoyándose en el principio de Guadet de "hacer mejor lo que otros ya hicieron bien".
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    El espacio como extensión. Reflexiones en torno al tercer rappel
    (Ediciones A&P, 2009) Cattaneo, Daniela A.; Cutruneo, Jimena Paula
    Cuando Le Corbusier en Hacia una Arquitectura plantea sus "trois rappels a messieurs les architectes" -el volumen, la superficie y el plan (en su sentido amplio)- esboza las claves de su idea de espacio arquitectónico. En este sentido resulta indispensable utilizar el término original que Le Corbusier emplea: Rappel, pues la complejidad y juego de sentidos que conlleva el uso del término trasciende cualquier traducción. El espacio se define así en un Rappel (llamamiento) a los arquitectos, pero también en un Rappel (recuerdo, evocación) a múltiples teorizaciones e ideas que surcaron la arquitectura y el pensamiento (Descartes, Choisy, Perrault, entre otros) que intentaremos analizar en este trabajo. El planteo de Le Corbusier entiende las direcciones del espacio como extensión, evidenciando su filiación a una tradición de pensamiento francés que, en arquitectura, adscribe desde Viollet le Duc al método cartesiano, para el cual la espacialidad es entendida -desde la arquitectura del Barroco- tanto exterior como interiormente. A diferencia de lo que supone el espacio para otras teorizaciones, la extensión está conectada con los objetos materiales; en consecuencia, no hay espacio sin objetos y, por consiguiente, no existe el espacio vacío. Desde este punto de vista el concepto de extensión debe su origen a nuestra experiencia con los objetos materiales. En este espacio corbusierano definido por llenos y vacíos, "el afuera es siempre un adentro", idea que retoma de Choisy. Tanto para Descartes como para Le Corbusier, la algebraización, la abstracción matemática es la que asegura claridad y distinción. Siguiendo la teoría cartesiana, Le Corbusier entiende el espacio como el vacío o "sustancia transparente" que permite ver a los sólidos orquestados en una secuencia, y el elemento que permite establecer las relaciones entre sólidos y vacíos es la planta. Si la disposición de los espacios se determina por la planta, el espacio puede entenderse en relación a la dirección del caminante. De este modo, se hace evidente que lo que da ritmo a la planta es la secuencia espacial, definida por la ordonnance y no por el trazado regulador, siendo la marche ejemplo de esto. En este armado de la planta está aquello que Banham describe como un secret profetionel, la clave de aquella secuencia espacial. Le Corbusier afirmará que "encontrada la planta el edificio se eleva en su espíritu… la idea de la planta reaparece en elevación, indicando las partes que hay que enriquecer. Así compone el arquitecto".