Los procesos de descolonización asiáticos y africanos dieron ímpetu
a las relaciones Sur-Sur en la década del sesenta; y la détentey
el aumento de los precios de las materias primas, en particular
el petróleo, permitieron que en los setenta, la voz de los países
en desarrollo se plasmara en las demandas por un Nuevo Orden
Económico Internacional (NOEI). No obstante, el recrudecimiento de
la Guerra Fría, y posteriormente la expansión neoliberal, restringieron
el accionar Sur-Sur.
De este modo, hubo que esperar a los comienzos del siglo XXI, cuando
las nuevas grietas generadas en el sistema internacional -a causa de
la emergencia de poderes medios, el crecimiento de los precios de
las materias primas y la crisis económica, financiera y social de los
países desarrollados- permitieran a los países en desarrollo retomar
las banderas de la cooperación Sur-Sur.
En el caso de América Latina, las políticas implementadas por
gobiernos de corte progresista y el crecimiento económico regional,
la relativa ausencia de Estados Unidos y los renovados vínculos
con los BRICS, en particular con China, contribuyeron para que los
países latinoamericanos se convirtieran en activos artífices de la
cooperación Sur-Sur.
Considerando especialmente el lugar de los países latinoamericanos
y partiendo de una lectura política de la cooperación Sur-Sur, en los
siguientes apartados nos ocuparemos de la re-emergencia de la
Cooperación Sur-Sur en el siglo XXI, junto al análisis de dos aspectos
centrales de su implementación: los mecanismos de diálogo
multilateral y la cooperación técnica entre países en desarrollo
(CTPD)