Espacio y violencia en el contexto de emergencia y consolidación del modelo Neoliberal. Políticas, infraestructuras, Arquitecturas en América
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2025-07-12
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Editorial AyP
Resumen
En las últimas décadas, disciplinas como la arquitectura, el urbanismo y la geografía crítica han profundizado en el análisis de los vínculos entre espacio y violencia en América Latina. Estas investigaciones han evidenciado cómo procesos históricos –como la colonización, la formación de los Esta-dos-nación y, más recientemente, la expansión del capital en su fase neoliberal– han configurado territorialmente tanto ámbitos urbanos como rurales, operando en escalas que van de lo local a lo regional, y produciendo efectos desiguales según clase, raza, género y localización. A partir del camino inaugurado por las movilizaciones y denuncias de los movimientos y organizaciones de derechos humanos sobre el terrorismo de Estado en las dictaduras del Cono Sur, emergió un campo de investigación e intervención –académica, política, jurídica y también cultural que articuló espacio y violencia estatal, con énfasis en la represión clandestina y los espacios de concentración y desaparición. Algunas de estas iniciativas, con distintos matices, dialogaron con reflexiones sobre las experiencias asocia-das a los regímenes totalitarios europeos (Virilio, 1994; Weizman, 2012), subrayando la especificidad de cada caso y la necesidad de impulsar políticas de memoria que inscribieran esos espacios en circuitos de activación capaces de movilizar nuevas relaciones con el pasado reciente y, desde ahí, reconfigurar formas de ciudadanía (Salamanca y González, 2019). Más recientemente, los estudios sobre los cruces entre autoritarismo y espacialidad en América Latina se han alimentado de investigaciones que venían de los márgenes y han problematizado y expandido el concepto de violencia, lo han pensado en su pluralidad y han indagado acerca de sus múltiples dimensiones. Así, han ampliado su foco hacia su dimensión pro-ductiva y performática que se concreta en transformaciones urbanas y te-rritoriales más amplias, abordando temas como la construcción y gestión de infraestructura, la conservación, la patrimonialización, la vivienda, y las políticas urbanas y de ordenamiento territorial (Salamanca y Colombo, 2019; Salamanca, 2022). Este giro ha permitido visibilizar cómo los regímenes dictatoriales imaginaron y transformaron el territorio como una forma con-creta de ejercicio, concentración y reproducción del poder. En esta línea, algunas investigaciones han evidenciado el rol del empresariado y su articulación con formas espaciales de violencia no solo durante esos regímenes sino también posteriormente, abriendo un campo clave para pensar las continuidades y mutaciones contemporáneas de la injusticia espacial en relación con formas específicas de la economía y la política en los procesos de transición a la democracia. Así, categorías como violencia estructural (Farmer, 2004), ambiental (Marcantonio, 2022), lenta (Nixon, 2011) e infraestructural (Rodgers y O’Neill, 2012) resultan fundamentales para analizar cómo el espacio opera como tecnología de poder, acumulación y disciplinamiento, más allá de aquellos contextos donde la violencia estatal se manifiesta de modo abiertamente represivo.El deterioro sostenido de las condiciones de vida para sectores cada vez más amplios de la sociedad está articulado al avance contemporáneo del neoliberalismo como racionalidad política y económica. En un contexto en que el capital no solo condiciona, sino que muchas veces sustituye al Estado (aunque con su apoyo institucional), se torna urgente interrogar formas de violencia más difusa, múltiple o mediada, que no por ello menos efectivas y lesivas en la configuración del territorio (Alliez y Lazzarato, 2021; Springer y Le Billon, 2016; Springer, 2022). Esto resulta especialmente importante frente a la aparente neutralidad técnica con la que se presentan (e imponen) las lógicas del capital, y al rol ambivalente del Estado, que actúa alternativamente como facilitador, cómplice o ejecutor de esas dinámicas (Brown, 2022). Por otra parte, porque el carácter silencioso de estas violencias –es decir, su inscripción en redes y dispositivos que organizan la vida cotidiana sin recurrir necesariamente a la coerción directa– las vuelve más difíciles de identificar, resistir o transformar. Desde esta perspectiva se vuelven más claramente legibles e impugnables procesos contemporáneos tales como los intentos de conversión de ciudades en meras marcas para el consumo turístico y financiero (Lanzansky, 2022); la regularización dominial de barrios populares como antesala de su incorporación al mercado inmobiliario, usualmente seguida de dinámicas expulsivas (Rolnik, 2021; Kipfer, 2021); la degradación inducida de áreas urbanas para facilitar su posterior recuperación con fines de lucro; la mercantilización de la naturaleza y la tierra bajo el modelo del propietario emprendedor; la manera en que las infraestructuras encarnan y reproducen desigualdades, operando tanto como medios de exclusión como de inclusión selectiva; la declaración más o menos implícita de “zonas de sacrificio” en áreas urbanas y no urbanas (Manzano, 2021; Astudillo Pizarro, Sandoval Díaz y Bravo Ferretti, 2024); la privatización de la seguridad y la gestión penitenciaria, que convierte la vigilancia y el encierro en negocio; o el despliegue de formas de diseño urbano orientadas al control social o destinadas a impedir la presencia de determinadas personas en ciertos espacios, como ocurre con la llamada arquitectura hostil.Este número especial reúne investigaciones empíricas situadas que interrogan críticamente las múltiples formas de violencia inscritas en la producción del espacio. Entre las preguntas que orientaron esta convocatoria y que atraviesan los trabajos aquí reunidos, destacamos: ¿dónde y cómo rastrear los vínculos entre espacio y violencia cuando son los mercados y el capital quienes marcan la agenda espacial? ¿Qué entramados de poder se activan en las políticas de ordenamiento y transformación territorial contemporáneas? ¿De qué manera el espacio se convierte no sólo en un mecanismo de acumulación del poder económico y/o político sino de soporte para el despliegue de distintas formas de violencia? ¿Qué mediaciones infraestructurales permiten su reproducción silenciosa? ¿Qué herramientas conceptuales y metodológicas nos ofrecen disciplinas como la arquitectura, el urbanismo y la geografía para comprender e intervenir en estas configuraciones espaciales contemporáneas como formas de violencia? ¿Qué nos aporta pensar las prácticas espaciales desde esa perspectiva? El conjunto de contribuciones aquí presentadas aborda diferentes escalas y áreas de estudio. En el cruce entre geografía crítica, urbanismo, arquitectura, historia y antropología, iluminan algunas de las condiciones históricas y estructurales que explican diversas manifestaciones contemporáneas de vio-lencia espacial, pero también abren horizontes para imaginar trayectorias y alternativas transformadoras.
Palabras clave
Espacio, Infraestructuras, Arquitectura, Latinoamérica