LABerinto es un laboratorio para el juego. Su diseño promueve la autonomía y fomenta las interrelaciones comunitarias de los niños, mediante diferentes recorridos, movimientos corporales y experiencias sensoriales. Es una obra abierta a la acción y la imaginación, una bisagra entre el niño y el espacio a su escala. En cuanto al lenguaje se opta por sustitutivos, en el sentido de conectores entre lo real y lo imaginario. Por eso, sus elementos son formas geométricas simples, universales, arqueológicas. Su objetivo es promover alternativas lúdico-pedagógicas de escala intermedia que fomenten el juego libre y la experimentación espacial en las infancias.
Su condición de aparato efímero -fácil de montar, desmontar y transportar- permite su instalación en diferentes ámbitos. La potencia de este objeto itinerante -por su escala, diseño y materialidad- reside en una amplia accesibilidad social y económica. LABerinto es, además, un laboratorio para el desarrollo de una industria creativa -la del enorme juguete- mediante acciones colaborativas con pedagogos, artistas y diseñadores. Asimismo, en el campo de la pedagogía urbana, ensaya pequeñas intervenciones para que la ciudad sea metafórica, transformable, y opere como soporte de lo imaginario. Para un primer ensayo -de diseño, construcción y evaluación- se opta por una escuela de pedagogía Waldorf porque allí la consigna es “aprender jugando”, es decir, integrar la educación al juego y, nunca, al contrario.