El bajo perfil, un carácter secundario en las agendas e iniciativas esporádicas sin continuidad caracterizan la política exterior local con respecto a los países africanos. Tras un "impulso multilateral" en conjunto con Brasil durante la primera década del siglo XXI y luego de las dificultades producto de la crisis de 2008, queda aún pendiente la consolidación institucional de los vínculos, con mucho potencial para ambas regiones.