Las reflexiones de la generación del ‘80 en Buenos
Aires acerca de un proyecto de “nación civilizada” incluyeron
necesariamente el desarrollo de las Bellas Artes, que se encontraba
en desigualdad de condiciones respecto al prestigio y consolidación
de los campos literario y musical, especialmente la ópera. 4 Las artes
visuales debían acompañar activamente el proceso de cambio político
y social, “como un medio transmisor de ideas, valores y ejemplos
tan poderosos como la palabra escrita”