En la práctica del Psicoanálisis nos ocupamos del caso por caso, no existen las generalizaciones. Lo que le pasa a un sujeto no es aplicable a otro. Cuando escuchamos a un sujeto que tiene problemas con alguna sustancia - drogas, alcohol, u otras- debemos prestar atención al funcionamiento del tóxico singular y a su historia familiar particular.
Lo que lleva a alguien a consultar, en relación a las adicciones, es que estas han dejado de funcionar como hasta ese momento y alguna dimensión del sufrimiento ha aparecido para esa persona: el tóxico ya no anestesia su dolor.
La cura en un tratamiento psicoanalítico no tiene como objetivo central que el paciente deje la droga. Esto llegará en la medida que el paciente encuentre la función que el tóxico cumple para él y se arme de otras herramientas para soportar el dolor de existir. Un tratamiento psicoanalítico se orienta en la dirección del deseo para un sujeto. La cura vendrá por añadidura.
Freud sostiene en “Introducción al narcisimo”(1914) que "un fuerte egoísmo preserva de enfermar, pero al final uno tiene que empezar a amar para no caer enfermo, y por fuerza enfermará si a consecuencia de una frustración no puede amar". Tesis que sostiene en una entrevista realizada en los últimos años de su vida: Poder volver a amar y trabajar, es decir, catectizar los objetos y sublimar - serán los objetivos de la cura para Freud.