La venganza de Emma Bovary. Lengua y paisaje en Matate, amor de Ariana Harwicz Sobre Ariana Harwicz. Matate, amor. Buenos Aires, Mardulce. 2017. 160 pp.

Fecha

2017

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Editor

Escuela de Letras. Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional de Rosario
Resumen
“¿Qué es un hombre que muere? ¿Qué fue uno que no fue de su vida?”, se pregunta la narradora de Matate, amor (Harwicz, 2017, p.96). “Justo” es la palabra que utiliza para introducir el párrafo siguiente señalando que escucha comentar Mrs. Dalloway por la radio. “Justo” porque en la lectura de ese encabalgamiento nos asalta un recuerdo, Clarisa Dalloway preguntándose “¿qué significaba para ella esa cosa que llamaba vida?” (Woolf, 2009, p.171). Enunciar esa coincidencia, como reversos del pensamiento, es también correr el riesgo de interpretar tal vez demasiado. Podríamos decir que mientras Mrs. Dalloway es una mujer de la aristocracia inglesa que se pregunta por la vida en la ligera asfixia que le causa la rutina social que sostiene, la protagonista de Matate, amor es una extranjera que se pregunta por la muerte y habla con fastidio una imagen de la clase media rural –“Mi marido me ve putear de lejos, me lee los labios y sonríe con un pucho detrás de la oreja, es un almacenero” (p.42)–, una mujer que habla del deseo con violencia. Pero en todo caso la presencia de Virginia Woolf anuncia en esta, la primera novela de Ariana Harwicz, reeditada en 2017 por Mardulce, la exigencia de una forma que habrá venido después: sacrificar una gramática que organiza el tiempo (y con ella los conectores, conjunciones, referencias deícticas) a favor de una imagen que avanza sin el apoyo de las estructuras.

Palabras clave

Ariana Harwicz, Literatura, Matate, amor

Citación