Cuando se hace referencia a la resistencia cultural durante la
última dictadura argentina, las manifestaciones que se suelen considerar
son escasas y tardías (insistentemente, aparecen mencionados los recitales
masivos de rock y Teatro Abierto, que comienza a mediados de 1981). En
los relatos circulantes, muchas y variadas producciones quedan desdibujadas o francamente olvidadas, a pesar de que su consideración ayudaría a
complejizar y revisar la noción misma de “resistencia a la dictadura” como
un bloque monolítico y compacto. Se trata de experiencias que –entre
otras consideraciones– permiten vislumbrar divergentes concepciones del
arte y de la política, postulan otros modos de comunidad imaginables en
medio del terror cotidiano, y ayudan a considerar variaciones, matices y
etapas al interior del régimen de facto, en su impacto sobre la vida cotidiana
y las prácticas culturales y artísticas.
Este texto refiere, justamente, a uno de esos tantos capítulos pendientes: da cuenta de algunos avances e hipótesis en una investigación en
curso1 sobre un muy poco estudiado colectivo de artistas, el Taller de Investigaciones Teatrales (TiT), surgido en Buenos Aires entre 1977-1982. Se
consideran aquí sus vínculos con el grupo rosarino Cucaño (1979-1983) y
sus proyecciones internacionales –o mejor dicho internacionalistas– en relación a Viajou Sem Passaporte (VSP) y otros núcleos de activismo artístico
de la ciudad brasileña de São Paulo. Todos estos colectivos coordinaron un
ambicioso (incluso desmedido) relanzamiento del Movimiento Surrealista
Internacional (MSI) en 1981.