En el concepto mismo de la categoría 'mito' se encuentran contenidos por lo menos dos
niveles de significación contrapuestos o vacilantes que, no obstante, interactúan en función de un
mismo objetivo: la comprensión, aceptación y conservación de una cultura.
Esta suerte de convivencia entre características o signos que tenderían a negarse o
anularse entre sí, es la que asigna al mito peculiaridades que lo determinan y sostienen al mismo
tiempo su interés y su vigencia
Un espacio de significación más allá de lo referencial, avala una propuesta de doble
ocurrencia de sentidos en un mismo espacio discursivo.
El 'mito' y el intento por su verificación o verosimilización constituyen otro aspecto de la
misma dualidad y permite arriesgar dos hipótesis: por un lado, es posible pensar que la ausencia
de ciertos datos obedezca a que éstos hayan sido son conocidos, ya incorporados y aceptados en
el acervo cultural y que, por lo tanto, verificarían precisamente por su no presencia; por otro lado,
estas ausencias ofrecerían al 'consumidor' clásico la posibilidad de comprometerse con lo
narrado en los textos con su aporte personal por medio de las presuposiciones e inferencias que el
argumento y la trama le habilitan. La eventual participación en la elaboración del relato, bien
podría leerse como la potencialidad del 'mito' para mantener cohesionada a una sociedad tan
geográficamente esparcida y aislada como la helénica.
Mito y verdad constituyen así los dos términos de una dualidad que se aproximan en su
estrategia de persuasión.