En las últimas décadas del siglo XX se produjeron numerosas
relecturas sobre los años sesenta y se recuperaron programas estéticos que
integraron práctica artística y política. Basta recordar los proyectos de curaduría
y exhibición en torno al tema, los encuentros académicos, las reuniones
científicas y las redes de investigadores e investigadoras sobre dichas temáticas.
Este ensayo se origina en entrevistas realizadas a la artista Graciela Carnevale
en 2012 y 2013, cuando me propuse examinar determinadas producciones
geométricas ligadas al minimalismo y exhibidas en 1967 en la ciudad de Buenos
Aires. existen tres líneas principales que funcionan como ejes en las cuáles se
apoya este escrito: a. Los aportes de Carnevale a los desarrollos estéticos en
la región durante los últimos años sesenta a partir de la activación de archivos.
Esto conlleva a examinar de qué modo sus producciones han contribuido a los
procesos estéticos minimalistas y conceptuales que se inscriben en aquella
década, con lo cual es importante mapear el minimalismo surgido en el ámbito
norteamericano y observar sus derivas en el campo local. b. La lectura
comparativa con otras artistas de América Latina que produjeron por aquel
entonces, Lygia Clark, Lygia Pape, Mira Schendel y Gego. De esta manera se
establece una mirada sincrónica sobre mujeres artistas en una etapa histórica
similar, lo cual enriquece la lectura sobre su producción. c. La articulación
de sus piezas artísticas desde una perspectiva de género, con sus
complejidades y visiones críticas. En ese sentido mi hipótesis de trabajo apunta
a la revisión de piezas geométricas desde ciertos aspectos del feminismo, según
las contribuciones de pensadoras feministas contemporáneas como Griselda
Pollock, Rosi Braidotti y Mieke Bal.