Los chané pertenecían originariamente a la rama mojo-baure de
la familia lingüística arawak, y luego de una lenta migración se establecieron
en las laderas orientales de los Andes bolivianos, donde a partir de finales
del siglo XV fueron conquistados y sometidos por bandas de migrantes
tupí-guaraní que llegaban desde las lejanas costas atlánticas; según algunos
en busca de la legendaria “Tierra sin mal”, y según otros persiguiendo el
rastro fabuloso del oro incaico . Sea como fuere, de la unión y el mestizaje
entre ambas sociedades nació en el Oeste del Gran Chaco el grupo que la
literatura conocería como “chiriguano”. Si bien los chané contemporáneos
hablan el guaraní y comparten en gran medida la cultura de sus conquistadores, han mantenido en determinadas zonas, como en la cuenca del río
Itiyuro, la conciencia de su singularidad y su diferencia.