2018-09-062018-09-0620162408-4409http://hdl.handle.net/2133/12300El teatro, como sostiene Plácido (1997, p. 230), “es, por sus contenidos y sus límites, el género literario que corresponde de modo directo al funcionamiento de la ciudad democrática y que durante la guerra del Peloponeso se mostró, por eso mismo, especialmente sensible a los cambios producidos en las relaciones sociales dentro de esa misma ciudad”. En efecto, la tragedia y la comedia, tal como se desarrollaron en la Atenas del siglo V a.C., no pueden pensarse sin ese marco político y social tan peculiar que le otorgó, precisamente, la pólis; prueba de ello es que, junto con el desmoronamiento de ésta y de su universo político y cultural al final de la guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), se verifican también profundas transformaciones en ambos géneros. Por un lado, la tragedia no sólo ya no tendrá exponentes de la talla de Esquilo, Sófocles o Eurípides (como mostró con melancolía el Aristófanes de Ranas), sino que además algunas de las últimas producciones de Eurípides evidencian un cambio sensible en la expresión de lo trágico, como vemos, por ejemplo, en Orestes y en Ifigenia en Áulide. Por otro lado, la comedia irá asumiendo nuevas formas hasta adquirir la que caracterizará a la obra de Menandro, es decir, la intriga doméstica, con la consecuencia inevitable de que el tipo de comedia esencialmente política en la que se destacó Aristófanes, ligada como estaba a las circunstancias que favorecieron su desarrollo en la pólis, desaparecerá y no tendrá continuadores en la literatura posterior.application/pdf1-21spaopenAccessAtenas clásicaTeatroSociedadPolíticaDossier: teatro, sociedad y política en la Atenas clásica.articleAutorhttps://creativecommons.org/licenses/by/3.0/deed.es