2020-08-252020-08-252016-05-232362-5805http://hdl.handle.net/2133/18714Los saberes psi: la psiquiatría, la psicología y aún el psicoanálisis han tenido y tienen un aporte problemático en relación a la construcción de un saber, no menos político que clínico, sobre la sexualidad en general y la homosexualidad en particular, inscribiéndola a ésta, en figuras que van desde la desviación, fijación, regresiones a estadios anteriores de evolución psicosexual, dificultosa tramitación edípica, renegación de la castración, cuando no en inscripciones de perversión lisa y llana, todas ellas dentro del gran jardín de las patologías. Algunas posiciones psi paradójicamente en además de ser avanzadas y progres, han querido curar tanto las prácticas masturbatorias, enderezar la homosexualidad y corregir otras desviaciones. A partir del pensamiento posestructuralista, los embates al “orden psi” proliferan con fecundidad, exponiendo el compromiso tanto de la teoría como de las prácticas clínicas ligado al orden cultural dominante, heterosexista, y con anclaje en la moral tradicional. Actuales embates de Didier Eribon proponen, abrevando en el horizonte dejado por Foucault, una acometida a los discursos que naturalizan la sexualidad, biologizan la diferencia sexual y/o se autoarrogan un prestigioso y críptico saber sexual, todos ellos encuadrados en el gran dispositivo de conservación social, que lejos de poder dar cuenta actualmente de la complejidad de las nuevas interpelaciones y transformaciones subjetivas aparecen como un renovado discurso normativo custodio de un orden político normativo anterior.application/pdf29 - 37spaopenAccesspsicologíahomosexualidaddiferencia sexualarticleLos autoresAtribución-SinDerivadas 2.5 Argentina (CC BY-ND 2.5 AR)