2021-06-152021-06-152020-11-131850-3667http://hdl.handle.net/2133/20963Los textos de Vasconi ponen en evidencia, más que al profesor, al Maestro. Su modo de decir está en las antípodas de esos discursos pretenciosos y grandilocuentes que aturden y ciegan con términos y giros abstrusos, en la mal disimulada esperanza de resultar ‘interesantes’ a fuerza de inentendibles. En cambio, Vasconi exponía a Heidegger, a Platón o a Merleau Ponty de una manera clara, sencilla y rigurosamente fundamentada. Y daba en el ‘tono’ de cada autor o, mejor dicho, en el temple de ánimo en el que se dispone ese pensamiento y que hace posible que éste se muestre con mayor propiedad. Y eso era así, según he dado en creer,porque ya fuera en la proximidad de Hegel o de Marco Aurelio, ya en la de Descartes o de Gabriel Marcel, demorándose en humilde silencio junto a la voz de uno y de otro, Vasconi se dejaba decir lo que ellos tienen para decir, les prestaba oído y, en su compañía, iba tomando nota. Ya vendrían unas tras otras, las reiteradas y renovadas lecturas que vertebrarían el análisis exhaustivo, la impecable síntesis junto a la elaboración personal y sus conclusiones.application/pdf1-2spaopenAccessHomenajeVasconiAntropología filosóficaSemblanzaarticleAutorahttps://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/deed.es