2019-05-022019-05-022019-031853-9580http://hdl.handle.net/2133/14519En 2003, Cristina Iglesia publicó La violencia del azar, que comenzaba con un artículo sobre Cicatrices, de Saer, y cuyo título le daba nombre al libro. Quince años después, esta docente y ensayista de literatura argentina vuelve con un trabajo en el que repite el mismo acto de nombrar. Si antes fue el primero, ahora es el último ensayo de Dobleces el que está dedicado a Saer, y de allí toma el título. En esa modalidad decidida (e insistente) del uso de la referencia reside cierta clave de lectura que se afirma en la repetición del gesto de un libro a otro. Lo importante —como dice Barco a Tomatis en una cita que toma Iglesia—“de un mensaje no era lo que decía sino su facultad de revelar que había hombres dispuestos a escribir mensajes” (280). La revisión política de nuestras convenciones lingüísticas en esta hora nos obliga a detenernos un instante en la cita, para reformularla: no solo hombres, sino también mujeres.application/pdf181-184spaopenAccessReseñaCristina IglesiaDoblecesCristina Iglesia. Dobleces. Ensayo sobre la literatura argentina. Buenos Aires: Modesto Rimba: 2018, 296 pp. En el origen no hay más que un doblez. Cristina Iglesia y la aventura de la críticaarticleAutorhttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/