2020-08-202020-08-202012-06-282362-5805http://hdl.handle.net/2133/18653“Por lo general, me aburro. Me aburro tanto que no puedo pensar en otra cosa que en mi aburrimiento, lo cual resulta doblemente aburrido”, le escribe Perlongher a Osvaldo Baigorria, desde Buenos Aires, en octubre de 1980 (Perlongher 2006: 45). Esta imagen de un Perlongher que está, según esta misma carta, sin trabajar, “con letargos de radical pereza”, pero que ya está pensando en Brasil, va modulando ciertos gestos en torno a la inacción del hastío. Perlongher, en Buenos Aires, no tiene nada que hacer, y entonces el entusiasmo por los “maravillosos brasiles” dan a leer una señal de lo que vendrá. Tal vez resulte un tanto extraña esta imagen perezosa de quien nos ha acostumbrado, en la construcción de su imagen más conocida, a un torbellino que no se detiene. Quisiera ensayar, en esta dirección, una breve lectura de ciertos momentos puntuales, ciertos gestos, ciertas anécdotas, puestas en palabras tanto por el propio Perlongher como por otras personas, y que nos dejarían observar algunas tensiones en torno a la singular figuración intelectual de Perlongher, tanto desde una perspectiva enunciativa (es decir, desde qué lugar supone que habla un intelectual, en términos de posicionamiento discursivo que se pretende legítimo) como desde una perspectiva funcional (o sea, qué rol –social, cultural, político- se arroga un intelectual). Esa imagen del aburrimiento, además, pone en escena cierta tradición esteticista / decandentista que se activa sobre todo en su inflexión romántica: pienso en Oscar Wilde diciendo que el peor pecado es el aburrimiento (cuya contracara es el ocio hedonista), y también en el flaneurismo baudeleriano que –lectura benjaminiana mediante- Perlongher retoma en su gesto errante con el que formula sus “poéticas urbanas” (callejear, perderse en la ciudad: yirar) que supondrán no sólo una poética sino también una metodología de la investigación en su tesis, una política vital y un modo de encuentro con el conocimiento. Podríamos pensar, en este sentido, también en la inflexión abyecta o maldita del dandy.application/pdf92-104spaopenAccessPerlongherPosicionamiento discursivoAburrimientoPoéticas urbanasPostales del aburrimiento: Perlongher, intelectual.articleLos autoresAtribución-SinDerivadas 2.5 Argentina (CC BY-ND 2.5 AR)