2018-09-082018-09-0820162408-4409http://hdl.handle.net/2133/12364El diálogo intenso –la autora habla de mixtura, alquimia y contagio en el epílogo– que La tierra de los mil caballos entabla con algunos poemas y canciones de la contracultura prueba que para De Cicco la poesía es una experiencia radicalmente política, capaz de impugnar el mundo y sus dispositivos de normalización cultural. Pero esa negatividad no se ampara en la capacidad referencial del lenguaje sino más bien en las oscuras potencias de su materialidad (sonido, voz, canto, grito, sollozo, jadeo), un resto intratable e irreductible a las clasificaciones políticas, sociales, ideológicas, genéricas (“Se lee como líneas en la mano la música. / Ambigua. Ambidiestra.”), que se manifiesta desde el inicio, cuando los versos de una canción de Patti Smith se escanden, con inéditas sangrías, para reverberar imaginariamente en un espacio de extrema incertidumbre.application/pdf229-231spaopenAccessGabby De CiccoPoesíaPolíticaPoesía y cantos de sirenas: una política del fantasma. Sobre Gabby De Cicco. La tierra de los mil caballos. Rosario: Baltasara, 2016.articleAutorhttps://creativecommons.org/licenses/by/3.0/deed.es