2018-12-122018-12-1220171850-3667http://hdl.handle.net/2133/13799La comunicación unívoca es posible cuando el significado de las palabras o los signos son abstractos. Así el enunciado matemático “2+2=4” es unívoco y de precisión extrema. Si le agregamos la cualidad a la mera cantidad del número, se trata del grado (por ejemplo: 2 grados de temperatura más otros 2 son 4 grados), cada uno de ellos son unívocos en su identidad numérica aunque el último enunciado sea más complejo. Pero cuando se enuncia “2 flores”, y en referencia de una hacia otra, ya no nos permite predicar que “la flor 1 es idéntica a la flor 2”, sino que el significado de un término de la relación se refiere al otro singular con diferencia individual. En el caso de la comunicación humana, cuando un ser humano se comunica con otro acerca de su mundo ontológico, biográfico, histórico, propio, la enunciación pierde igualmente y en mayor medida su univocidad, porque el horizonte de sentido (la “comprensión del ser” diría M. Heidegger, que no es idéntico al de otros mundos) da a todos los entes del mundo un cierto sentido distinto (que es lo que se intenta comunicar en el diálogo existencial entre personas).application/pdf66-101spaopenAccessAnalogíaComunicaciónDiálogo interculturalTransmodernidadAnalogía y comunicación (interpelación, diálogo intercultural hacia la transmodernidad)articleAutorhttps://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/deed.es