Cicutti, Bibiana Haydee2019-11-122019-11-122019-08http://hdl.handle.net/2133/16819Actualmente, se está cuestionando si las maneras de pensar y hacer urbanismo responden a las nuevas exigencias de la ciudad contemporánea y así también, replanteando el rol de la arquitectura respecto a su vínculo con el territorio y el paisaje. Haciendo referencia al territorio como espacio físico, lo tangible, y al paisaje como cualquier territorio en el cual se detenga la mirada, lo intangible. Es decir, se entiende que el paisaje está compuesto por la percepción y apropiación del territorio, como factores antropológicos, y por las intervenciones de la arquitectura en el mismo, como factor físico. La percepción depende tanto de la persona como de su cultura: existen tantos paisajes como sujetos observen el territorio. Por lo tanto, la tan difundida percepción pintoresca del paisaje, que lo entiende como espacios donde la naturaleza no ha sido intervenida, entra en crisis: se comienzan a visualizar tantos los aspectos naturales como artificiales, es decir, su condición hibrida. A partir de estos planteos, se están desarrollando los términos de “arquitectura del paisaje” y “urbanismo del paisaje”, que plantean vínculos entre naturaleza, ciudad e identidad, y entre las disciplinas “arquitectura”, “urbanismo” y “paisajismo". Esta posible relación interdisciplinar estaría en contacto con otras ciencias y con la participación ciudadana (que aporte diversas miradas), para responder de una manera más amplia y sostenible a las problemáticas actuales de la ciudad. El proceso de transformación del High Line es un reflejo de estos nuevos términos, que apuntan a evitar una única mirada sobre la ciudad y a modificar las maneras de pensar y de hacer urbanismo. Es uno de los proyectos más relevantes y de mayor impacto social/cultural que se ha realizado en New York en el último tiempo.application/pdfspaopenAccessPaisajeArquitecturaHigh LineTrabajo final de seminario: High LineotherEl autor