2018-12-052018-12-052014-121853-3353http://hdl.handle.net/2133/13703Para quien hizo un esfuerzo denodado y solitario por conocer y ejercitarse en los dominios del arte, para quien tuvo breves –aunque potentes y definitorias– experiencias con maestros, para quien no viajó a los centros internacionales de la producción artística, como es el caso de Juan Grela, los libros constituyeron la fuente insustituible para el logro de competencias culturales y disciplinarias. 1 La lectura fue entonces, una herramienta de autoformación practicada con la concentración y la disciplina que se imponía un autodidacta, y como tal, Grela la practicó de un modo intenso, 2 subordinando incluso el mero deleite a esa férrea voluntad de formación. En tanto pintor-lector con vocación de estudio, otorgó una atención de rango equivalente a la escritura y a las imágenes impresas que acompañaban los libros, a las teorías y la historia del arte tanto como a las obras reproducidas, reflexionando sobre los dos registros y adquiriendo una imponderable cultura visual. En muchos casos, hizo de las páginas de los libros el soporte de breves afirmaciones o de convicciones enfatizadas con letras grandes y signos de admiración, también de dilemas y caminos por transitar; en otros, el estudio minucioso de las ilustraciones debió primar sobre el análisis del texto –sólo si nos atenemos a la ausencia de marcaciones– de modo que los indicios de esa mirada sólo los contiene su obra.application/pdfspaopenAccessArteJuanGrelaArgentinaAmericaLos libros de un pintor: Juan Grela y la búsqueda de una expresión americanaotherEscuela de Bellas Arteshttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/deed.en