2020-11-302020-11-302020-09-161853-9580http://hdl.handle.net/2133/19374Renunciando a todo horizonte de progreso histórico, dos novelas argentinas, La ingratitud(1990) de Matilde Sánchez y Cuaderno de Pripyat(2012) de Carlos Ríos, sitúan la ruina como categoría tanto estética como política para configurar en torno a ella temporalidades en suspenso y territorios devastados que, sin embargo, cargan aún con una potencia de vida indeterminada. El clima de crisis, fin de época y catástrofe que se despliega en estas ficciones no se traduce en una clausura definitiva de la historia,sino que se inscribe como condición de una producción incipiente de lo común orientada a la invención de asociaciones entre cuerpos, lenguajes y modos de vida colectivos. Ante el desmoronamiento de las utopías modernas de progreso, prosperidad y abundancia, estas novelas trabajan con los escombros que quedan para investigar las capas temporales heterogéneas y las posibilidades de vida ofrecidas por un presente expansivo y ambiguo.application/pdf197-223spaopenAccessRuinaCiudadTemporalidadLo comúnLiteratura argentina contemporáneaTierras de nadie: escribir la ruinaarticleAutor/eshttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/