Prospectiva. El transporte público urbano de Rosario hacia el año 2035

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2020-09-03

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Resumen

A menudo somos testigos de grandes transformaciones y cambios. Puede que estos nos recuerden a otros pasados, pero el hecho de ser actuales nos hace pensar de forma absoluta, declarando que estamos ante la mayor transformación jamás vivida, sólo por estar inmersos en dichos cambios. Lo paradójico de la mayoría de estos es que, pese a todo, el tiempo se ha encargado de demostrar que incluso después de sucesos quiebre, como la crisis financiera global debido al colapso de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos en 2008, la norma-lidad tiende a ser restituida. Esto se pone de manifiesto en diversos ámbitos: económicos, sociales, culturales, etc. Son pocas las transformaciones que dejan una huella inmaquillable como la que creemos la pandemia de COVID-19 dejará. Los eventos disruptivos suceden cada vez con mayor frecuencia y la planificación estratégica tradicional no ofrece respuestas ágiles a un mundo altamente dinámico y volátil. De lo que sí podemos estar seguros es que el tiempo entre cada uno de estos cambios es cada vez menor, y como consecuencia de ello, los eventos disruptivos e irreversibles suceden también con mayor frecuencia, dada la velocidad con la que se suceden los acontecimientos. Esto es producto de la inercia del mundo inmediato anterior al que vivimos cuya velocidad sigue incrementándose, lejos de encontrar un límite. En la Argentina particularmente, nos encontramos desde nuestra visión, la cual tomamos como estímulo para el desarrollo de este proyecto, en demasiadas ocasiones, pasos por detrás de los hechos, llegando a ocuparnos de los problemas cuando ya se han transformado en urgencias, sin la posibilidad de pensar lo suficiente en ellos, teniendo que actuar de forma inmediata, con acciones instintivas. Es decir, debido a los defectos en la anticipación cometidos ayer, el presente aparece lleno de cuestiones antes insignificantes, ahora urgentes, que es necesario solucionar rápidamente, sacrificando el largo plazo (y el medio también). Son estas urgencias entonces las que no nos permiten darnos el tiempo de pensar hacia adelante. Son estas urgencias también, las que nos intiman a tomar decisiones rápidas sin tener la posibilidad de mirar si es acertada o no. Esto es en parte, producto de la falta de una metodología que sirva como guía en la toma de decisiones, dado que sin ella podemos (ocurre de hecho), actuar de formas diametralmente opuestas ante problemas similares. Sí, creemos que en ocasiones nos encontramos reviendo decisiones que hemos tomado, llevándolas en un corto período de tiempo, de donde estaban al extremo opuesto, en un pasa manos en el que pretendemos encontrar líderes divinos a los cuales seguimos como rebaño, convencidos de que esta vez estamos sobre el camino correcto, y nos vemos defendiendo esa convicción como un acto de fe, con un fanatismo reservado solo a los hinchas de fútbol. La mala noticia es que mientras seguimos subidos en esta calesita, los eventos disruptivos e irreversibles de los que hablábamos están a la vuelta de la esquina. Naturalmente, en el contexto de crisis en el que nos vemos inmersos a día de hoy, la reactividad prevalece, y en un contexto favorable de crecimiento, es preciso anticiparse a los cambios y provocarlos, fundamentalmente por medio de la innovación, y no correr detrás de la coyuntura. Son pocos los momentos, en los que podemos permitirnos diseñar futuros a mediano o largo plazo, por lo que debemos aprovecharlos y más aún en nuestro país. En lo que respecta al transporte público urbano de Rosario, esto que describimos se manifiesta en un paro de colectivos que en total a día de hoy (09/07) lleva 40 jornadas sin transporte en los últimos 3 meses. El motivo de dichas protestas es la falta de pago de salarios y aguinaldo a raíz de la caída en la recaudación como consecuencia del COVID-19 y que ya antes de la pandemia había disminuido cerca del 50% producto de la crisis económica y factores menos evidentes. Claro que esto no solo afecta a la ciudad de Rosario sino también a muchas otras ciudades del interior del país en donde los subsidios nacionales al transporte son, a la vista de los acontecimientos, insuficientes y todo el costo de este enorme aparato recae entonces sobre los flacos bolsillos de los pasajeros. El transporte funciona por y para sus usuarios, dado que son ellos quienes “hacen girar las ruedas”. Sin pasajeros no hay recaudación, sin recaudación no hay pago de salarios y sin pago de salarios no hay transporte, regla de tres simple. ¿Imagina el lector que, con esta coyuntura, el gobierno municipal tiene la cabeza puesta en los desafíos futuros del transporte? ¿Piensa que se están tomando decisiones respecto a que hacer frente a las nuevas modalidades de trabajo (home office), a las nuevas formas que estamos adoptando de relacionarnos con los objetos (minimalismo) y fundamentalmente a los desafíos que nos proponen el cambio climático y las tecnologías disruptivas (vehículos autónomos, fusión de los mundos físico y digital, etc.)? Nosotros tampoco y por eso nos ofrecemos a tomar cartas en el asunto a fin de llegar mejor preparados a la próxima gran transformación relacionada al transporte. Habiendo explicado entonces el porqué de este proyecto, lo siguiente es presentar al lector el marco teórico.

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Palabras clave

Prospectiva, Diseño, Innovación, Transporte

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