El escenario actual de la intervención
en lo social es complejo. La asunción
a fines del año 2015, de la nueva
administración del gobierno
nacional, introdujo una serie de
reformas que materializan al avance
neoliberal y neo conservador en
Argentina (Alayón, 2016); colocando
en disputa la ampliación de derechos
humanos alcanzados en el ciclo
nacional, popular y democrático
(Madoery, 2013). Esta situación
ha profundizado, entre otras
cosas, la escisión existente entre
la enunciación de intervenciones
sociales en el marco de los derechos
humanos y las que se desarrollan
subordinadas aun, a ese orden
social institucional dominante que
se mantuvo y mantiene ajeno a
las interpelaciones que desde del
Trabajo Social emancipador (Agüero
& Martínez, 2014) y descolonial
(Hermida & Meschini, 2015)
se realizan. Cabe preguntarse,
entonces, ¿es posible en este
escenario continuar sosteniendo
la posición ético-política que
promulga la ley nacional y federal
de Trabajo Social?, ¿cómo es
posible sostener esta posición en las
instituciones frente a un discurso
gubernamental desinstituyente de
los derechos humanos?, ¿cuáles son
los dispositivos que contribuyen
al desarrollo de intervenciones
sociales con enfoque de derechos?
Como parte de las respuestas a
algunas de estas preguntas se
propone a la supervisión de las
intervenciones sociales desde un
pensar situado como un dispositivo de análisis crítico e integral que
constituye la base indispensable
para la comprensión del campo
problemático del Trabajo Social
(Rozas Pagaza, 2001).
The current stage of social
intervencion has changed. The
inauguration of the new federal
government at the end of 2015
introduced a series of reforms
that materialize the neo liberal
and neo-conservative advance in
Argentina (Alayon, 2016); Putting
in dispute the extension of human
rights reached in the Kirchnerist
cycle of government. This situation
has deepened, among others, the
division between the declaration
of social interventions in the
framework of human rights and
those that are in fact subordinated
to the dominant institutional social
order that was maintained and kept
outside the interpellations made
by the anti-opressive (Agüero,
Martinez, 2014) and anti-colonial
(Hermida, Meschini, 2015) Social
Work frameworks. Is it possible, at
this stage, to continue to support
the ethical and political position
that the national and federal social
work law promulgates? How is it
possible to sustain this position
in the institutions in front of a
governmental discourse that is
instituting human rights? What are
the devices that contribute to the
development of social interventions
with a human rights approach? As
part of the answers to some of these
questions, it is proposed that social
interventions be supervised from
a critical thinking standpoint and
that an integral analysis device be
implemented, which would constitute
that constitutes an indispensable
basis for understanding the problematic field of Social
Work (Rozas Pagaza, 2001).